JUAN BOSCH: "LOS INTELECTUALES Y LA POLÍTICA EN RD"
—Compañero
Presidente, nos gustaría saber cómo Ud. define al intelectual.
—El intelectual
es un trabajador
que no trabaja
con sus brazos,
que no trabaja
tampoco, diríamos con
su capital, porque
hay gente que
sin trabajar con
sus brazos trabaja con sus capitales … el intelectual trabaja con
ideas, fundamentalmente con
ideas. Quiero aclarar
que no se
debe confundir al
intelectual con el
técnico, ya que,
por ejemplo, el
médico, el abogado,
el ingeniero, el
arquitecto, el químico,
son técnicos y
no son propiamente
intelectuales. En cambio,
son intelectuales el
escritor, el poeta,
el artista, el
pintor. El músico
se relaciona bastante
con el intelectual;
tiene una posición
muy parecida en
la división social
del trabajo y
por tanto cuando
se habla de
intelectual debe hablarse
no solamente del
intelectual, sino del
intelectual y el
artista.
— ¿Cómo plantea
Ud. la relación
entre el intelectual
y la sociedad
y el intelectual
y la política?
—Hay que
partir de una
base. Los intelectuales
no son los
artistas. Hay intelectuales
que pertenecen a
la burguesía; hay
intelectuales que pertenecen
a la clase
obrera; hay intelectuales
de la pequeña
burguesía, incluso de
las diferentes capas
de la pequeña
burguesía y lo
son no solamente
por su ideología,
por las ideas
que expresen, que
manifiesten, sino también
por la posición
que ocupen en
las relaciones de
producción; porque hay
escritores que están
completamente al servicio
de la burguesía.
Hay periodistas al
servicio de la
burguesía, periodista propietarios
de periódicos, o
accionistas importantes de
periódicos y revistas.
Así pues, la
función del intelectual
y del artista
en la sociedad
y la relación
con la sociedad
no se pueden
definir a base
de condición de
intelectual y de
artista, sino que
hay que definirla
en base a
la clase social
a la cual
pertenecen.
—Por lo
que Ud. acaba de
expresar, se entiende que para
Ud. los intelectuales no son una clase social.
—Lo dije
claramente, que no son una
clase social, sino
que hacen un
trabajo en la
división social del
trabajo. A ellos
les corresponde una
tarea determinada; pero
entre ellos los
hay burgueses y
los hay que no
son burgueses.
—En la
República Dominicana, ¿cuál
es la base
social del intelectual
en sentido general?
—En su
gran mayoría actualmente
proceden de la
pequeña burguesía. Y
yo diría que
tal vez, aunque
no se ha
hecho un trabajo
que lo compruebe
así, que lo
determine así… Yo
creo que hay
más intelectuales y
artistas que proceden
de la baja
pequeña burguesía pobre
y muy pobre
que de las
demás capas sociales.
¿Por qué? Porque
la baja pequeña
burguesía pobre y la baja muy pobre son
las capas sociales donde hay más dominicanos.
—¿Cuáles
son, a su
juicio, las fuerzas
sociales que hegemonizan
actualmente el movimiento,
si se puede
decir así, de
los intelectuales?
—Fuerzas sociales
propiamente no podríamos
decir. Ahora, si
tú me hablas
de fuerzas políticas,
eso es otra
cosa; fuerzas políticas
que representan clases
y capas sociales
aunque lo hagan
de una manera
puramente ideológica nada
más. Esa pregunta
es difícil de
responder porque, como
dije hace un
rato, no hay
un estudio hecho,
lo que se
llama en sociología
un trabajo de
campo para poder
decir que el
país tiene tantos
escritores, tanto artistas,
tanto poetas, tantos
pensadores, tantos ideólogos;
pero yo creo
que el mayor
número de los
intelectuales y artistas
están o en
las filas de
los grupos de
izquierda o tienen
tendencias de izquierda,
lo que se
explica, si es
así como yo estimo, por lo
que acabo de
decir al responder
la pregunta anterior,
y es que
la gran mayoría
de ellos proceden
de las capas
pobres y muy
pobres de la
baja pequeña burguesía
y al adquirir
conciencia como intelectuales
de su posición
en la sociedad
necesariamente acaban inclinándose
a la izquierda…
—A propósito que
hablamos de los
intelectuales y la
política en sentido
concreto, ¿cuál ha sido el papel de los intelectuales dentro de
las organizaciones políticas
y básicamente en
las organizaciones políticas de
izquierda?
—Fíjate que me estás
hablando al mismo
tiempo refiriéndote a
un pasado y
refiriéndote a un presente. Los
intelectuales a lo largo de la
historia del país han ido adoptando posiciones
políticas correspondientes a las
corrientes políticas de la
época. Así nosotros vemos, por ejemplo,
en el siglo pasado (XIX) y en los principios de este siglo (XX), poetas, escritores
y periodistas que
se afiliaban a partidos políticos, o sin afiliarse a partidos
políticos, que se dedicaban a la defensa
de partidos y de caudillos políticos que
unas veces eran
de derecha, completamente, como el caso de Santana, y otras veces eran liberales
o partidarios de la llamada
democracia liberal que
aquí, naturalmente, no
podía funcionar porque
aquí no podía
haber democracia y
mucho menos democracia
liberal.
Nosotros encontramos una
cantidad de intelectuales de prestigio,
de renombre, escritores y poetas de
los mejores de sus épocas,
por ejemplo, sirviéndole
al gobierno de
Lilís, sirviéndole como
altos funcionarios, como
ministros, y sirviéndole
como defensores. Algunos de ellos, además
de ser buenos
poetas y escritores, eran
buenos abogados. Después encontramos
a escritores y
poetas sirviéndole al
gobierno de Mon
Cáceres o al
gobierno de Horacio Vásquez; es decir, eran horacistas o eran bolos o Jimenistas, como
se llamaban los
bolos; y luego
encontramos que la
casi totalidad, no todos, de
los intelectuales de
la época le
sirvieron a Trujillo. Y le sirvieron
no solamente desde
el punto de
vista que defendían
su política, sino
también como altos
funcionarios, como miembros del
gabinete, como embajadores o
ministros como se
decía en la
época… Definición, propiamente,
no hubo en
el pasado desde
el punto de
vista político; ha
empezado a haberla
en el país
después de la
muerte de Trujillo, cuando poco a poco los intelectuales, y sobre
todo los escritores y los poetas y los
artistas han ido
definiéndose políticamente.
Habría que
hacer un análisis
histórico tomando los
casos nombre por
nombre, porque ahora
mismo nosotros encontramos, por ejemplo,
poetas, escritores y
periodistas que son
más perredeístas, y
evidentemente el PRD
es un partido
de derecha, que
se viste con
plumaje de izquierdas;
por otra parte,
en los partidos
de izquierda está
la mayor cantidad
de ellos, como
dije anteriormente.
—Se dice que
durante el período
de Trujillo los
intelectuales se dedicaron
en su mayoría
a servirle a
la tiranía al
extremo de que
muchas de sus
obras estaban dirigidas
a justificar la
llamada Era de
Trujillo.
—A la
era de Trujillo
hay que verla
con un criterio
no igualitario; no
debemos verla en
bloque sino dentro
de su contexto
histórico. Las condiciones
materiales de existencia
del pueblo dominicano
en la Era
de Trujillo eran
realmente increíbles. La
gente no quiere
o no llega
a darse cuenta
de lo que
significaba vivir en
la República Dominicana
entre los años
1930 y el año 1961
cuando mataron a
Trujillo; pero mucho
menos avanzado también
en el año
1962-63. Había mucha
miseria. La división
social del trabajo
no había llegado
ni remotamente al
nivel en que
se encuentra hoy.
Para el
intelectual en este
país no había
medios de vida,
no los había
ni siquiera para
los técnicos de
determinadas capacidades o
tendencias. Por ejemplo,
un médico no
podía ser anti-trujillista porque
se quedaba sin clientela; un
abogado no podía
ser anti-trujillista porque
no podía ir
a tribunales a
defender a nadie.
Hablo de esos
técnicos; pero en
el caso de
un escritor, un
poeta, un artista,
¿a dónde iba
un músico que
escribiera merengues a
encontrar medios de
vida en la
República Dominicana si
no le escribía
aunque fuera un
merengue a Trujillo?
Por eso digo
que no se puede ver
el problema de
Trujillo fuera del
contexto histórico de
aquel momento.
La fuerza
del poder trujillista
era aplastante. ¿Por
qué? Porque Trujillo
era el jefe
económico del país;
no era simplemente
el jefe político
y militar; era
también el jefe
económico. Aquí comía
quien tenía la
bendición de Trujillo,
y no se
puede condenar a
la gente al
hambre. No podemos
comparar la situación
actual con la
situación de Trujillo. El
intelectual de aquella
época no tenía
de qué vivir.
Aquí había un
periódico, que era
el Listín Diario,
y Trujillo lo
hizo cerrar; después él
creó El Caribe.
El Caribe fue
invención de él.
La Voz Dominicana
era una empresa
de su hermano
Petán Trujillo, lo
mismo que en
la televisión… Más
tarde, en los
últimos años, Trujillo
creó Radio Caribe
y la convirtió
de hecho en
estación del Estado
e igual hizo
con el periódico
La Nación.
Todas esas
empresas estaban bajo
el control de
Trujillo, y naturalmente,
los escritores, los
comentaristas, los poetas,
no tenían dónde
publicar, no tenían
medio de vida
sin trabajar en
esas empresas de
Trujillo; así es que
esa etapa de
la vida dominicana
hay que verla
con un criterio
muy definido y
no de tipo
moral porque si
la vemos con
un criterio de
tipo moral ya
no podríamos hacer
un análisis objetivo
de la situación
pues la situación
era de carácter
vivencial; es decir,
o vivían o
se morían. ¿Qué
sucedía? ¿Por qué
no se iban
todos al extranjero?
Porque el dominicano
no tenía la
capacidad para vivir
en otros países
debido a que
este pueblo carecía
de desarrollo económico
y por tanto
no tenía desarrollo
social ni recibía
aquí la preparación
para trabajar, razón
por la cual
la gente no
conocía oficios. Un
dominicano no se
atrevía a irse
a Cuba, a Puerto
Rico
o a los
Estados Unidos porque
tenía miedo debido
a que no
sabía de qué
iba a vivir
en esos lugares,
y naturalmente, los
intelectuales dominicanos no
sabían ningún oficio.
Algunos de los
que nos fuimos
lo hicimos porque
no sentíamos ese
miedo, pero tampoco teníamos
en realidad oficios.
—Las organizaciones políticas
en nuestro país,
fundamentalmente las de
izquierda, ¿qué tipo
de tarea cree
Ud. que han
hecho para aglutinar
o reorientar a
los intelectuales?
—Hasta este
momento no han
hecho nada, y
se explica porque
todavía el intelectual
no tiene en
nuestro país status;
diríamos, la sociedad
todavía no le
ha reconocido el
papel que debe
jugar en ella.
La causa de
eso es el
escaso desarrollo de
la división social
del trabajo. Para
llegar a tener
el nombre de
poeta aquí un
poeta necesita haber
escrito mucho y
que su nombre
haya sonado mucho
en la radio
y en la
televisión y en
la prensa; entonces
vende libros, pero
no puede vivir
de ellos.
Aquí hay
un solo escritor
que vive de
sus libros, que
soy yo, pero
yo vivo de
mis libros debido
a que escribo
mucho. Si yo
tuviera solamente dos
o tres libros
no podría vivir
de ellos. Naturalmente
los libros míos
son variados y
los que no
se venden hoy
se venden mañana,
y los que
no se van
a vender mañana
se venden hoy,
lo que me
permite vivir de
mis libros, pero
es sobre la
base de un
esfuerzo muy grande.
—El Partido
de la Liberación
Dominicana todavía no
ha elaborado planes
respecto al caso
concreto de los
intelectuales. ¿Ud. cree
que el Partido
piensa hacer algo
respecto a los
intelectuales, que les reconozca importancia?
—El Partido ha estado haciendo más
de lo que
piensan algunos compañeros,
como es la
publicación de Vanguardia
del Pueblo; en
Vanguardia se han
publicado artículos de
más de 60
compañeros que se han
desarrollado como
escritores políticos y
formadores de conciencias
gracias a Vanguardia
del Pueblo, y lo mismo
ha sucedido en
el campo de
la poesía. Algunos
compañeros han empezado
a escribir sus
poemas porque Vanguardia
del Pueblo los
estimula. Vanguardia ha
formado también un
grupo de periodistas,
y ahí está
la base de
una política futura
del Partido con
relación a los
intelectuales, lo cual
implica que el
Partido les reconoce
importancia a los
intelectuales; es más,
los estimula, muy
modestamente, pero los
estimula.
—Después de la
Revolución de Abril
¿ha habido algún
plan de contrainsurgencia de
los intelectuales dominicanos?
—Tú quieres
decir un plan de insurgencia
de los intelectuales. Yo
te diría que
la Revolución de
Abril fue un
fenómeno altamente estimulante
del desarrollo de los intelectuales
y de los
artistas en este
país. En el
primer momento surgió
un grupo de
escritores, poetas y
cuentistas muy buenos,
de los cuales
yo diría que
la mayoría se
dejó tragar luego
por el sistema,
porque como no
había condiciones materiales de
existencia para los
intelectuales, pasaron a
trabajar en el
único sitio donde
podían encontrar trabajo,
que era en
las publicitarias que
habían empezado a
organizarse en este
país en el año 1963.
Las publicitarias se
tragaron a muchos
de ellos. Ese
movimiento tan interesante
de escritores, de
artistas, dramaturgos, actores,
prácticamente desapareció. La ola del
consumismo se llevó
a esos intelectuales
porque les faltó
la debida militancia
política. No tenía
el país entonces
las organizaciones políticas
que pudieran darles
un respaldo, una
fuerza, un poder
a esos escritores
publicándoles sus obras,
estimulándolos en alguna
forma.
—Pero eso no pasó con los pintores.
El movimiento pictórico dominicano tuvo un estallido con la Revolución de Abril
y a partir de entonces ese movimiento pictórico ha venido desarrollándose y hoy
es de lo más serio que se pueda encontrar en cantidad y en calidad en cualquier
país. Por ejemplo hace tres o cuatro días Ramón Oviedo inauguró una exposición
el día de la inauguración y quedé realmente sorprendido. Ramón Oviedo ha
descubierto una nueva vía para la pintura y se ha dedicado a pintar, no las
cosas que se ven sino las que no se ven, es decir, el alma de la gente, con sus
problemas, con sus angustias.
Eso
tiene dos explicaciones: la primera, que ha aparecido una burguesía que antes
no existía, una cantidad de millonarios que no había; millonarios que se han
hecho fundamentalmente a base del favor del Estado, de negocios con el
gobierno, y esa gente compra cuadros; está construyendo grandes casas, grandes
mansiones, necesita pinturas y las compra. Esa es una explicación; ahí está la
base material indispensable para que aparecieran los pintores. Además, de una
manera incidental, bajo el régimen de Trujillo se había abierto la escuela de
Bellas Artes que tenía algo así como sucursales en el interior, de manera que
las muchachas y los muchachos que habían estudiado pintura tenían una base para desarrollarse como pintores. La segunda razón es la siguiente: que la
cultura no requiere generalmente una base cultural determinada. El que tiene
capacidad artística en ese campo puede desarrollarse como pintor y no está
obligado a estudiar determinadas cosas; no está obligado a ser un profesional,
no está obligado a haber aprendido antes álgebra, trigonométricas y cálculo
infinitesimal ni haber aprendido química y física ni haber estudiado historia o
sociología como tiene que hacerlo un escritor. El dominicano es altamente
inteligente. La pintura es un arte a través del cual puede manifestarse y
expresarse la gente inteligente sin necesidad de haber hecho estudios previos
de esos que no tienen ninguna relación con la pintura; por eso en la pintura
hay ahora en la República Dominicana una cantidad y una calidad de autores que
sobrepasan en realidad las posibilidades del mismo país.
Pero también hay pintores que no
solamente son pintores, sino que son escritores. Por ejemplo, ahí está el caso
de Gilberto Hernández Ortega. Hernández Ortega es un gran pintor, un maestro de
la pintura, pero es un excelente poeta, y aunque yo no conozco su prosa tengo
entendido que escribe como los dioses, como hubiera dicho un literato de
principios de este siglo.
—Durante el desarrollo de la
Revolución de Abril, en la zona constitucionalidad, esos intelectuales que
luego fueron absorbidos por las publicitarias y por el consumismo de la
sociedad, tuvieron una participación importante en el movimiento
constitucionalista, luchando para la vuelta de la Constitución de 1963. En
términos del quehacer en esa zona, a su modo de ver, ¿qué hacían los
intelectuales?
—Lo que siempre él intelectual
revolucionario en los períodos revolucionarios y lo que hace sin que se trate
de períodos revolucionarios en los partidos revolucionarios: propagar la
necesidad, la utilidad y los beneficios de la revolución.
—Durante los 12 años del
balaguerato ¿qué papel jugó el movimiento intelectual?
—Muy poco, porque lo que se
desarrolló realmente en el gobierno del Dr. Balaguer fueron los pintores, que
sin duda fueron estimulados porque ya en los últimos años se crearon premios
para los pintores, pero fundamentalmente porque con Balaguer aparecieron esos
300 ó 400 millonarios que compran
cuadros, y en cuanto a los escritores y los poetas, en el período de
Balaguer se iniciaron la feria del libro que han jugado un papel porque han ido
creando un mercado consumidor de libros en el país, y construyendo los edificios de la llamada Plaza de la cultura
que son una base, es decir, una condición material necesaria para el desarrollo
de la cultura. Ahí tenemos el Teatro Nacional, el Museo del Hombre, el Museo de
Arte Moderno, el Museo de Historia, etc. Todas esas son bases materiales para
el desarrollo de la cultura y por tanto de los intelectuales.
— ¿Cuál fue la función
de los intelectuales en el campo de la política frente al régimen de Balaguer?
—Yo creo que tuvieron muy poca
función. Los intelectuales no participaron en un gran movimiento nacional
político sino al revés. Estaban parcializados porque aquí los grupos políticos
de izquierda estaban demasiado divididos durante todo el gobierno de Balaguer y
los intelectuales participaban también en esa lucha divisionista, en esa lucha
intergrupal, y eso no les permitió organizarse para llevar adelante la lucha
nacional.
—Después del 17 de mayo de 1978,
en nuestro país se ha hecho propaganda
de que se ha producido un cambio. En esta coyuntura que se abrió después
del 17 de mayo con la Asunción al poder del gobierno del PRD, ¿cuál debe ser a
su juicio la posición del intelectual?
—Es
muy temprano para hablar de eso. Pará hacer un juicio sereno. Hay que esperar a
ver cómo van desarrollándose los acontecimientos.
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