China ganándole batalla tecnológica a EEUU
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
El territorio del Lince
La factura de un arresto
Dicen que los peces no tienen memoria superior al medio minuto, aunque ahora también se dice que no, que recuerdan lugares durante 12 días. Así que al pregunta es ¿tienen los occidentales una memoria como la de los peces, sea la historia antigua o la de ahora? Respuesta rápida: no. En Occidente lo que hay es encefalograma plano. A todos los niveles.
¿Alguien sabe quién es Meng Wanzhou? Os ayudo: es la alta directiva de Huawei que fue arrestada en Canadá siguiendo órdenes de EEUU. Estuvo detenida durante 3 años, de 2018 a 2021, cuando fue puesta en libertad tras un canje con dos canadienses detenidos en China. La propaganda del estercolero occidental dijo que Meng se auto inculpó, reconoció sus delitos de fraude y bla, bla, bla. Lo que no dice ahora es que la venganza es un plato que se sirve frío. Y Meng se ha vengado, y con creces.
¿Alguien se acuerda de que Huawei fue sancionada por EEUU, y por sus vasallos occidentales en 2018? Iba a ser el fin de la compañía, aseguraban (como lo de Rusia con las sanciones, la clarividencia occidental es de las que hacen época). Se iba a acabar el derecho a utilizar Android, a recibir circuitos integrados, a todo. Los vasallos se sumaron a todo esto con entusiasmo y prohibieron cualquier comercio con Huawei. Huawei se iba a ir a la mierda. Se suponía que el retraso de China iba a ser de 10 años en esta área.
Pero no. A lo que estamos asistiendo es al fin de la supremacía occidental de forma cada vez más rápida. «EEUU no entiende cómo es posible que Huawei haya logrado desarrollar su chip 5G a pesar de las sanciones«, se lee estos días en el estercolero. Por supuesto, Occidente no entiende nada de nada.
Os pongo en situación.
A principios de esta semana Huawei, en un movimiento sorpresa y haciéndolo coincidir con la visita a China de otra de las psicópatas de la Administración Biden, Gina Raimondo (una de las principales impulsoras de las sanciones), ha presentado su último teléfono que es totalmente chino en todos y cada uno de sus componentes. Sorpresa, sorpresa. Los circuitos, la pantalla, las cámaras, los materiales de la carcasa, el sistema operativo… Todo está diseñado y fabricado internamente, con tecnologías originales. Y un detalle sin importancia: el dispositivo permite intercambiar vídeos y mensajes directamente por satélite sin equipamiento adicional. Nadie en el mundo puede hacer eso hoy por hoy. «Es revolucionario», dicen los entendidos de Singapur.
Apple, que ha anunciado el lanzamiento de su último modelo el próximo martes, ya ha calculado una pérdida de 200.000 millones de dólares porque no puede competir con Huawei. La caída en las acciones ha sido del 3’6%. Otras empresas tecnológicas como Qualcomm y TSMC han perdido el 2%. El consejero de Seguridad Interior de EEUU anuncia de urgencia un análisis técnico del móvil para intentar encontrar cómo ha sido posible eso.
Estamos ante otra caída, otra, de Occidente pero, curiosamente, menos en Occidente, el resto del mundo se verá beneficiado porque se entrará en una guerra de precios si las compañías occidentales (incluyo aquí a la coreana Samsung) quieren competir con Huawei allá donde no está prohibido.
Lo más importante: es un teléfono a prueba de injerencias, o sea, de sanciones, occidentales. Una delicia. Ni Google, ni las compañías mencionadas, ni materiales o componentes occidentales, ni derecho de patentes, ni nada de nada.
De nuevo hay que dar las gracias a los ciegos occidentales, a la «lógica de las democracias». Las sanciones integrales a Huawei cortaron su dependencia de proveedores extranjeros vulnerables a las sanciones de EEUU y obligaron a la compañía a crear una cadena de suministro exclusivamente nacional que pudiera afrontar las sanciones. Aquí está el resultado.
EEUU y sus vasallos hicieron enfadar a Meng. Ahora ha presentado la factura.
Otra cosa: «China está inundando el mundo con automóviles». Lo dice una de las «estrellas» del estercolero, el New York Times, que tiene que reconocer que «China ha superado a Japón como principal exportador de la industria automotriz». Sin comentarios esta vez.
El Lince
El territorio del Lince
La factura de un arresto
Meng Wanzhou, la alta directiva de Huawei que fue arrestada en Canadá siguiendo órdenes de EEUU. La propaganda del estercolero occidental dijo que Meng se auto inculpó, reconoció sus delitos de fraude y bla, bla, bla. Lo que no dice ahora es que la venganza es un plato que se sirve frío.Y Meng se ha vengado, y con creces.
Cómo? en el siguiente texto está la historia de este cuento y algo más.
Dicen que los peces no tienen memoria superior al medio minuto, aunque ahora también se dice que no, que recuerdan lugares durante 12 días. Así que al pregunta es ¿tienen los occidentales una memoria como la de los peces, sea la historia antigua o la de ahora? Respuesta rápida: no. En Occidente lo que hay es encefalograma plano. A todos los niveles.
¿Alguien sabe quién es Meng Wanzhou? Os ayudo: es la alta directiva de Huawei que fue arrestada en Canadá siguiendo órdenes de EEUU. Estuvo detenida durante 3 años, de 2018 a 2021, cuando fue puesta en libertad tras un canje con dos canadienses detenidos en China. La propaganda del estercolero occidental dijo que Meng se auto inculpó, reconoció sus delitos de fraude y bla, bla, bla. Lo que no dice ahora es que la venganza es un plato que se sirve frío. Y Meng se ha vengado, y con creces.
¿Alguien se acuerda de que Huawei fue sancionada por EEUU, y por sus vasallos occidentales en 2018? Iba a ser el fin de la compañía, aseguraban (como lo de Rusia con las sanciones, la clarividencia occidental es de las que hacen época). Se iba a acabar el derecho a utilizar Android, a recibir circuitos integrados, a todo. Los vasallos se sumaron a todo esto con entusiasmo y prohibieron cualquier comercio con Huawei. Huawei se iba a ir a la mierda. Se suponía que el retraso de China iba a ser de 10 años en esta área.
Pero no. A lo que estamos asistiendo es al fin de la supremacía occidental de forma cada vez más rápida. «EEUU no entiende cómo es posible que Huawei haya logrado desarrollar su chip 5G a pesar de las sanciones«, se lee estos días en el estercolero. Por supuesto, Occidente no entiende nada de nada.
Os pongo en situación.
A principios de esta semana Huawei, en un movimiento sorpresa y haciéndolo coincidir con la visita a China de otra de las psicópatas de la Administración Biden, Gina Raimondo (una de las principales impulsoras de las sanciones), ha presentado su último teléfono que es totalmente chino en todos y cada uno de sus componentes. Sorpresa, sorpresa. Los circuitos, la pantalla, las cámaras, los materiales de la carcasa, el sistema operativo… Todo está diseñado y fabricado internamente, con tecnologías originales. Y un detalle sin importancia: el dispositivo permite intercambiar vídeos y mensajes directamente por satélite sin equipamiento adicional. Nadie en el mundo puede hacer eso hoy por hoy. «Es revolucionario», dicen los entendidos de Singapur.
Apple, que ha anunciado el lanzamiento de su último modelo el próximo martes, ya ha calculado una pérdida de 200.000 millones de dólares porque no puede competir con Huawei. La caída en las acciones ha sido del 3’6%. Otras empresas tecnológicas como Qualcomm y TSMC han perdido el 2%. El consejero de Seguridad Interior de EEUU anuncia de urgencia un análisis técnico del móvil para intentar encontrar cómo ha sido posible eso.
Estamos ante otra caída, otra, de Occidente pero, curiosamente, menos en Occidente, el resto del mundo se verá beneficiado porque se entrará en una guerra de precios si las compañías occidentales (incluyo aquí a la coreana Samsung) quieren competir con Huawei allá donde no está prohibido.
Lo más importante: es un teléfono a prueba de injerencias, o sea, de sanciones, occidentales. Una delicia. Ni Google, ni las compañías mencionadas, ni materiales o componentes occidentales, ni derecho de patentes, ni nada de nada.
De nuevo hay que dar las gracias a los ciegos occidentales, a la «lógica de las democracias». Las sanciones integrales a Huawei cortaron su dependencia de proveedores extranjeros vulnerables a las sanciones de EEUU y obligaron a la compañía a crear una cadena de suministro exclusivamente nacional que pudiera afrontar las sanciones. Aquí está el resultado.
EEUU y sus vasallos hicieron enfadar a Meng. Ahora ha presentado la factura.
Otra cosa: «China está inundando el mundo con automóviles». Lo dice una de las «estrellas» del estercolero, el New York Times, que tiene que reconocer que «China ha superado a Japón como principal exportador de la industria automotriz». Sin comentarios esta vez.
El Lince
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