EL LÍDER CARISMÁTICO GENERA ADMIRACION
Coronel Tomas Fernandez Dominguez, detrás Juan pablo Duarte, ambos oleos pintados por el pintor de la patria, Miguel Nunez |
El carisma se puede definir como una facilidad
innata de hacerse querer, es un poder de atracción, es puro magnetismo
personal.
El carisma tiene un fundamento esencialmente
genético:
Unos (pocos) nacen con carisma y otros (la
mayoría) no.
No obstante, aunque resulta muy difícil
adquirirlo, sí se pueden aprender ciertas técnicas que permiten suplir
parcialmente su ausencia o a realzar aún más el carisma que uno ya posee.
Es muy difícil precisar por qué una persona
tiene carisma y otra no, pero la realidad es que el primero "enamora"
y el segundo produce "indiferencia".
El líder carismático genera admiración.
El carisma facilita enormemente el camino hacia
el liderazgo, si bien no es una condición indispensable.
Se puede ser un extraordinario líder sin tener
carisma y se puede tener muchísimo carisma y no ser un líder.
La característica que define a un líder
carismático es su capacidad de seducir, tiene una personalidad enormemente
atractiva con la que consigue atraer a los demás miembros del grupo.
El carisma permite unir el grupo alrededor del
líder.
El líder carismático suele ser también un gran
comunicador, tiene un poder natural de persuasión.
Ante el líder carismático el equipo suele
perder cierta objetividad. El líder carismático disfruta normalmente de un
juicio benévolo por parte de sus subordinados.
Se le "perdonan" los fallos y se
mitifican sus logros.
El problema que plantea el líder carismático es
que la organización puede hacerse excesivamente dependiente de él.
Es muy difícil encontrar a un sustituto ya que
eclipsará a cualquier aspirante a sucederle.
Un peligro que acecha especialmente al líder
carismático es la facilidad de caer en el endiosamiento.
El grupo le rinde tanta pleitesía que no es
extraño que pierda el sentido de la realidad.
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